En este versículo, el apóstol Pablo utiliza la metáfora de la agricultura para transmitir una verdad espiritual más profunda. Así como un agricultor arado y trilla con la expectativa de compartir la cosecha, también los individuos deben abordar su trabajo y servicio con esperanza y anticipación de recompensa. Esta enseñanza subraya la importancia de mantener una perspectiva esperanzadora en nuestros esfuerzos, ya sean espirituales, profesionales o personales. El versículo asegura a los creyentes que sus esfuerzos no pasan desapercibidos; hay una promesa de recompensa, tanto en esta vida como en la venidera. Este principio no se trata solo de ganancias materiales, sino también de la realización espiritual y la alegría de contribuir a la obra de Dios. Fomenta una mentalidad de diligencia y perseverancia, sabiendo que Dios valora y recompensa el servicio fiel. Al enmarcar el trabajo en términos de esperanza y recompensa, el versículo ofrece un mensaje universal de aliento para todos aquellos que se esfuerzan por vivir con propósito y fe.
¿O dice esto solamente por nosotros? Porque por nosotros está escrito: "Conforme a la esperanza de que el que ara, debe arar con esperanza; y el que trilla, en esperanza de recibir del fruto."
1 Corintios 9:10
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