Al abordar los desafíos de la inmoralidad sexual, se nos aconseja mantener la santidad del matrimonio. El enfoque está en sostener una relación fiel y monógama entre marido y mujer. Esta guía nos recuerda la importancia del compromiso y el respeto mutuo dentro del pacto matrimonial. Al alentar a cada hombre a tener su propia esposa y a cada mujer su propio esposo, se promueve una relación basada en la confianza y la fidelidad, que actúa como defensa contra las tentaciones de la inmoralidad.
El matrimonio se presenta como una institución sagrada donde el amor, el respeto y la fidelidad son primordiales. Esta enseñanza no solo destaca la responsabilidad personal de cada cónyuge de permanecer fiel, sino que también subraya el valor social más amplio del matrimonio como una fuerza estabilizadora. Invita a las personas a ver el matrimonio como una asociación donde ambas partes están comprometidas a nutrir su relación, creando así un ambiente armonioso y amoroso. Tal perspectiva sobre el matrimonio se alinea con los valores cristianos más amplios de amor, compromiso e integridad.