En este versículo, Dios se dirige al pueblo de Israel, que está regresando del exilio y reconstruyendo sus vidas. Las promesas de restauración y prosperidad pueden parecer increíbles para ellos, dadas las dificultades recientes que han enfrentado. Sin embargo, Dios desafía esta percepción al preguntar si lo que les parece maravilloso también es maravilloso para Él. Esta pregunta retórica enfatiza que las capacidades de Dios están más allá de la comprensión humana.
El versículo sirve como un recordatorio de que los planes de Dios no están limitados por las restricciones humanas. Anima a los creyentes a tener confianza en las promesas de Dios, incluso cuando parecen inalcanzables. Al resaltar la diferencia entre las perspectivas humanas y divinas, el versículo nos invita a confiar en la sabiduría y el tiempo de Dios. Nos asegura que Dios está en control y que sus planes para nosotros son buenos, incluso cuando desafían nuestras expectativas o entendimiento. Este mensaje es atemporal, ofreciendo esperanza y aliento para confiar en el poder y la fidelidad de Dios en todas las circunstancias.