En este pasaje, la imagen del 'gran monte' representa desafíos significativos que obstaculizan el progreso. El contexto involucra a Zacarías, un líder encargado de reconstruir el templo en Jerusalén tras el exilio babilónico. El versículo enfatiza que, con la ayuda de Dios, incluso las barreras más formidables pueden ser superadas, transformándose en 'llano'. Esta transformación simboliza la eliminación de obstáculos a través de la intervención divina y la perseverancia humana.
La piedra principal, mencionada como sacada con gritos de '¡gracia, gracia a ella!', significa la culminación del templo, marcando un momento de triunfo y realización. Resalta la creencia de que el éxito no se debe únicamente al esfuerzo humano, sino que también es resultado de la bendición y guía divina. Este mensaje anima a los creyentes a confiar en el poder de Dios para ayudarles a superar dificultades y a celebrar los logros con gratitud y reconocimiento del papel de Dios en sus vidas.