En muchas culturas, crear imágenes de figuras veneradas, como reyes o líderes, ha sido una forma de expresar admiración y mantener un sentido de conexión con ellas. Estas representaciones simbolizan las cualidades y valores que estas personas representan. Al elaborar estas imágenes, la gente demuestra su respeto y lealtad, con la esperanza de emular las virtudes de aquellos a quienes honran. Esta práctica también refleja un deseo humano universal de sentir cercanía con quienes admiramos, incluso en su ausencia física.
El versículo de la Sabiduría habla sobre la inclinación humana a honrar y recordar a figuras influyentes a través de representaciones tangibles. Tales prácticas se pueden observar en diversas formas a través de diferentes culturas y religiones, donde estatuas, pinturas u otras formas de arte se utilizan para mantener viva la memoria e influencia de individuos significativos. Estas representaciones no solo sirven como recordatorios de las personas mismas, sino también como encarnaciones de los ideales que defendían, animando a otros a esforzarse por alcanzar virtudes similares.