La vida de Tobit abarcó impresionantes 117 años, durante los cuales enfrentó pruebas personales y fue testigo de la manifestación de la justicia de Dios en una escala mayor. La caída de Nínive, una ciudad notoria por su pecado, fue un acontecimiento significativo que Tobit vivió. Esta ciudad, que una vez fue símbolo de poder y corrupción, fue conquistada por las fuerzas de Nabucodonosor y Asuero. Para Tobit, escuchar sobre la destrucción de Nínive fue un momento de alegría y vindicación. Era una señal clara de que la justicia de Dios se estaba llevando a cabo, cumpliendo las profecías y promesas que se habían hecho.
La reacción de Tobit ante la caída de Nínive es un testimonio de su fe inquebrantable y esperanza en el plan justo de Dios. A pesar de los desafíos que enfrentó a lo largo de su vida, incluyendo la ceguera y el exilio, Tobit se mantuvo fiel y esperanzado. Su historia sirve como un aliento para los creyentes, instándolos a aferrarse a su fe, incluso ante la adversidad, confiando en que la justicia de Dios, al final, prevalecerá. La vida de Tobit y su respuesta a la caída de Nínive nos recuerdan la importancia de la paciencia, la fe y la certeza de que las promesas de Dios son verdaderas y se cumplirán.