La carta de Pablo a Tito incluye una cita de un profeta cretense que presenta una imagen bastante negativa del pueblo cretense, describiéndolos como mentirosos, bestias malvadas y glotones perezosos. Esta afirmación no busca condenar a toda la población, sino resaltar los desafíos culturales que enfrentaba la comunidad cristiana primitiva en Creta. Pablo utiliza esta cita para enfatizar la necesidad de un liderazgo fuerte y ético dentro de la iglesia. Está instando a Tito a nombrar líderes que puedan contrarrestar estos rasgos negativos con integridad y veracidad.
La mención de este dicho sirve como telón de fondo para las enseñanzas morales y éticas que Pablo desea inculcar en la iglesia cretense. Al reconocer el contexto cultural, Pablo no está respaldando el estereotipo, sino animando a los creyentes a elevarse por encima de él. Les está llamando a vivir vidas que reflejen las enseñanzas de Cristo, marcadas por la honestidad, el trabajo arduo y la rectitud moral. Este pasaje sirve como un recordatorio de que la comunidad cristiana está llamada a ser luz en el mundo, transformando y elevando las sociedades en las que viven.