Este versículo enfatiza la profunda relación entre Dios y su pueblo, Israel. Al elegir su herencia, Dios demuestra su voluntad soberana y su amorosa atención. El término 'herencia' puede entenderse tanto en un sentido literal, refiriéndose a la tierra de Israel, como en un sentido espiritual, indicando las bendiciones y promesas otorgadas a su pueblo. La referencia a Jacob es significativa, ya que conecta a la generación presente con los patriarcas, reforzando la idea de un pacto duradero. Jacob, que más tarde fue llamado Israel, es un símbolo del pueblo elegido de Dios, y el 'orgullo de Jacob' sugiere un sentido de honor e identidad arraigado en la selección divina. Este versículo asegura a los creyentes su lugar en el gran diseño de Dios, animándolos a abrazar su identidad como parte de su comunidad amada. Invita a reflexionar sobre las formas en que Dios ha bendecido y guiado a su pueblo a lo largo de la historia, y cómo su amor continúa manifestándose en sus vidas hoy. Confiar en las elecciones de Dios y en su amor proporciona consuelo y fortaleza, recordando a los creyentes su posición valorada en su plan eterno.
Él nos escogió nuestra heredad, la gloria de Jacob, a quien amó. Selah.
Salmos 47:4
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