Este versículo utiliza imágenes vívidas para transmitir la majestad y el misterio de Dios. La oscuridad no es un símbolo de maldad, sino de la misteriosa naturaleza divina y la asombrosa presencia de Dios. Sugiere que Dios está más allá de la comprensión humana, oculto en las profundidades de Su grandeza. El pabellón de nubes oscuras simboliza la protección de Dios y el poder vital de Su presencia, al igual que la lluvia nutre la tierra. Esta imagen tranquiliza a los creyentes de que, incluso cuando Dios parece oculto o distante, Él está presente y actuando en el mundo. El versículo fomenta la confianza en la mano invisible de Dios, recordándonos que Sus caminos son más altos que los nuestros y que Su presencia es una fuente de consuelo y fortaleza, incluso en los momentos más oscuros. Nos invita a abrazar el misterio de la fe, confiando en que Dios siempre está cerca, proporcionando refugio y guía a través de las tormentas de la vida.
Y puso tinieblas por su escondedero, por su pabellón alrededor de él, oscuridad de aguas, nubes de los cielos.
Salmos 18:11
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