Este versículo es una invitación a alabar a Dios, dirigiéndose específicamente a aquellos que sirven en Su casa durante la noche. Reconoce la dedicación de quienes trabajan incansablemente, incluso cuando otros pueden estar descansando. El versículo subraya la idea de que la adoración no está confinada a momentos o lugares específicos, sino que es un acto continuo de devoción. Servir a Dios, ya sea en la tranquilidad de la noche o en la agitación del día, es un privilegio y un acto de adoración. Nos recuerda que Dios es digno de alabanza en todo momento y que nuestro servicio, sin importar cuán desapercibido sea por los demás, tiene valor a Sus ojos. Este llamado a la alabanza se extiende más allá del templo físico hacia el templo espiritual de nuestras vidas, animándonos a mantener un corazón de adoración y gratitud en todas las circunstancias. Habla del principio cristiano universal de la devoción constante y la alegría que se encuentra en servir a Dios.
¡Mirad! Bendecid al SEÑOR, todos los siervos del SEÑOR, que estáis en la casa del SEÑOR, en los atrios de la casa de nuestro Dios.
Salmos 134:1
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