Este versículo nos presenta una profunda demostración de la misericordia y fidelidad de Dios. A pesar de las repetidas fallas y desobediencias de Su pueblo, Dios elige recordar Su pacto, una promesa solemne que hizo con ellos. Este acto de recordar no es solo una recolocación mental, sino un compromiso de actuar de acuerdo con Sus promesas. La decisión de Dios de arrepentirse, o de contenerse de ejecutar el juicio merecido, está arraigada en Su gran amor. Este amor no es condicional a las acciones del pueblo, sino que es una expresión de Su carácter y Su deseo de relación con Su creación.
El versículo asegura a los creyentes la naturaleza inmutable de las promesas de Dios. Resalta que incluso cuando fallamos, Dios sigue comprometido con Su palabra y con nosotros. Su amor se describe como 'grande', enfatizando su vastedad y profundidad. Esto sirve como un poderoso recordatorio de que la misericordia de Dios siempre está disponible, y Su amor es una fuente constante de esperanza y renovación. Anima a los creyentes a confiar en la fidelidad de Dios, sabiendo que Él siempre está listo para perdonar y restaurar, acercándonos de nuevo a Su amorosa abrazo.