Este versículo pertenece a un pasaje más amplio que detalla un ritual para determinar la fidelidad de una esposa acusada de adulterio en la antigua Israel. El ritual, conocido como la "prueba del agua amarga", implicaba que la mujer bebiera una mezcla preparada por un sacerdote. Si ella era culpable, se creía que el agua causaría síntomas físicos como señal de juicio divino. La respuesta de la mujer, "Amén. Así sea", indica su aceptación del ritual y sus posibles consecuencias. Esta práctica refleja el contexto cultural y religioso de la época, donde se buscaba la intervención divina en asuntos de justicia y verdad. Subraya la importancia que se daba a la fidelidad marital y a la integridad comunitaria. Aunque los detalles del ritual puedan parecer extraños para los lectores modernos, los temas subyacentes de búsqueda de la verdad y la justicia a través de medios divinos siguen siendo relevantes. Este pasaje invita a reflexionar sobre cómo las comunidades abordan cuestiones de confianza y responsabilidad, y el papel de la fe en la búsqueda de resolución y mantenimiento de la armonía.
Y esta agua que has traído será para ella por agua de amargura; y hará que le entre el mal en las entrañas, y hará que se hinchen sus lomos.
Números 5:22
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