En este versículo, vemos una poderosa representación de la intervención milagrosa de Dios en la vida de los israelitas. La división del mar es un evento crucial en la historia del Éxodo, que muestra la capacidad de Dios para controlar la naturaleza y proporcionar un camino de escape para su pueblo. Los israelitas estaban atrapados entre el mar y el ejército egipcio que se acercaba, pero Dios les abrió un camino al dividir las aguas, permitiéndoles cruzar de manera segura sobre terreno seco. Este acto de liberación es un testimonio de la fidelidad de Dios y su disposición a proteger y guiar a su pueblo a través de desafíos aparentemente insuperables.
El versículo también describe el destino de los egipcios que perseguían a los israelitas. Al intentar seguirlos a través del mar dividido, Dios hizo que las aguas regresaran, tragándolos como piedras en aguas poderosas. Esta imagen subraya la plenitud de la liberación de Dios y la futilidad de oponerse a su voluntad. Es un recordatorio del poder de Dios para salvar y su compromiso con aquellos que confían en Él. Para los creyentes de hoy, esta historia es una fuente de esperanza y seguridad de que Dios siempre está presente, listo para intervenir y proporcionar un camino a seguir en tiempos de dificultad.