La reconstrucción de los muros de Jerusalén después del exilio fue un esfuerzo comunitario significativo, que involucró a personas de diversas profesiones y orígenes. Malquías, un joyero, participó en esta monumental tarea, ilustrando que el trabajo no se limitaba a aquellos con habilidades de construcción. Esto resalta la importancia de la unidad y la colaboración, donde la contribución de cada individuo es vital, sin importar su oficio habitual. La mención de la Puerta de la Inspección y la habitación sobre la esquina indica lugares específicos, enfatizando la naturaleza organizada y estratégica del proceso de reconstrucción. Este esfuerzo colectivo sirve como un poderoso recordatorio de que cuando las comunidades se unen, pueden superar desafíos y alcanzar metas significativas. Nos anima a reconocer y valorar los diversos talentos dentro de nuestras propias comunidades, entendiendo que las habilidades únicas de cada persona pueden contribuir al bien común. El pasaje inspira un espíritu de cooperación y dedicación, instándonos a trabajar juntos hacia objetivos comunes, tal como lo hicieron los habitantes de Jerusalén en su tiempo.
Después de él, reparó Malquías, hijo de los joyeros, hasta la casa de los sirvientes del templo, y los comerciantes, frente a la puerta de Mifcad, y hasta la casa de Eliezer, hijo de Jesúa, hijo de Josedec.
Nehemías 3:31
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