En la época de Zorobabel y Nehemías, los israelitas mostraron un fuerte compromiso con sus deberes religiosos y comunitarios al asegurarse de que aquellos que servían en el templo estuvieran bien provistos. Los músicos y porteros, esenciales para las operaciones diarias y la adoración en el templo, recibieron sus porciones diarias de las contribuciones del pueblo. Esta práctica subraya la responsabilidad colectiva de la comunidad para apoyar a los líderes espirituales y mantener los servicios del templo.
Además, los levitas, que desempeñaban un papel crucial en la vida religiosa de Israel, también recibieron sus porciones correspondientes. A su vez, ellos reservaban una parte para los descendientes de Aarón, los sacerdotes, asegurando que todo el sistema de adoración y servicio se mantuviera. Este sistema de apoyo resalta la interconexión de la comunidad y la importancia de la contribución de cada miembro al bienestar espiritual de la nación. Sirve como un recordatorio del valor de la generosidad y del papel de cada individuo en el apoyo a la comunidad de fe en su conjunto.