Los saduceos, una secta judía conocida por su negación de la resurrección, se acercan a Jesús con una pregunta basada en la ley mosaica del matrimonio levirato. Según esta ley, si un hombre muere sin dejar hijos, su hermano está obligado a casarse con la viuda para tener descendencia en nombre del hermano fallecido. Esta práctica tenía como propósito preservar la línea familiar y proteger a la viuda de la pobreza. Sin embargo, la pregunta de los saduceos no era una consulta sincera, sino un desafío a las enseñanzas de Jesús sobre la resurrección, en la que no creían.
Este encuentro ilustra un tema común en el ministerio de Jesús: la tensión entre la letra de la ley y su espíritu. Mientras que los saduceos se centraban en el aspecto legalista, Jesús a menudo enfatizaba los principios subyacentes de amor, justicia y misericordia. Al abordar su pregunta, Jesús revelaría verdades más profundas sobre la vida, la muerte y la resurrección, animando a sus seguidores a mirar más allá de las tradiciones terrenales hacia las realidades eternas del reino de Dios.