En este versículo, Jesús se dirige a los fariseos y saduceos, quienes le piden una señal del cielo para probar su autoridad. Él señala su habilidad para predecir el clima observando el color y la condición del cielo, pero critica su incapacidad para discernir los signos espirituales evidentes en su ministerio y enseñanzas. Esto sirve como una metáfora de la ceguera espiritual y la falta de discernimiento.
Jesús enfatiza la importancia de reconocer y entender los 'signos de los tiempos', es decir, las realidades y verdades espirituales que están presentes en el mundo. Desafía a sus oyentes a mirar más allá del mundo físico y material, y a ser conscientes de las verdades espirituales más profundas que Dios está revelando. Este mensaje es relevante para los creyentes de hoy, animándolos a cultivar la conciencia y el discernimiento espiritual, a reconocer la presencia y actividad de Dios en sus vidas, y a responder a su llamado con fe y entendimiento.