Los discípulos se encontraron en un momento de miedo y confusión al ver a Jesús caminando sobre el agua. Este extraordinario evento ocurrió durante una noche tormentosa en el Mar de Galilea. Los discípulos, ya luchando contra los elementos, no esperaban ver a alguien desafiando las leyes de la naturaleza. Su reacción inmediata fue asumir que estaban viendo un fantasma, una creencia común en esa época para las apariciones inexplicables. Esta reacción subraya una respuesta humana natural: temer lo que no podemos comprender.
Sin embargo, este momento de miedo se convierte en una oportunidad para que Jesús demuestre su autoridad divina sobre la naturaleza y para asegurar a sus seguidores su constante presencia. Al caminar sobre el agua, Jesús no solo realiza un milagro, sino que también simboliza su capacidad para trascender las limitaciones terrenales. Este pasaje anima a los creyentes a confiar en Jesús, incluso cuando las circunstancias parecen aterradoras o incomprensibles. Nos recuerda que Jesús siempre está cerca, listo para calmar nuestros miedos y guiarnos a través de los desafíos de la vida.