En este versículo, Jesús se dirige a sus discípulos, enfatizando el privilegio único que tienen al ser testigos del cumplimiento de las promesas de Dios. Muchos profetas y personas justas del pasado anhelaban ver al Mesías y el despliegue del reino de Dios, pero no vivieron para experimentar estos eventos. Sin embargo, los discípulos están viviendo en un tiempo en el que estas profecías se están realizando a través de la vida y el ministerio de Jesús. Esto resalta el papel especial que desempeñan en el plan de Dios y las bendiciones que reciben por estar cerca de Jesús.
El versículo también sirve como un recordatorio de la continuidad del plan de Dios a lo largo de la historia. Las esperanzas y expectativas de los profetas y justos no fueron en vano; sentaron las bases para la venida de Cristo. Para los creyentes contemporáneos, este versículo fomenta una profunda apreciación por la oportunidad de conocer a Cristo a través de las Escrituras y el Espíritu Santo. Llama a una respuesta de gratitud y un compromiso de vivir según las enseñanzas de Jesús, reconociendo el privilegio de ser parte de la historia redentora de Dios.