En el momento de la Transfiguración, Pedro es testigo de Jesús en un estado glorificado junto a Moisés y Elías. Abrumado por la santidad y la importancia del evento, Pedro sugiere impulsivamente construir tres refugios. Esto refleja su profundo respeto y deseo de honrar a estas figuras veneradas. Sin embargo, la sugerencia de Pedro también destaca una tendencia humana común de querer capturar y contener experiencias divinas. La Transfiguración es un momento crucial que revela la naturaleza divina de Jesús y afirma su cumplimiento de la Ley y los Profetas, representados por Moisés y Elías.
La reacción de Pedro, aunque sincera, no capta el propósito más amplio del evento. La Transfiguración no está destinada a ser un momento estático, sino una revelación que apunta a la futura gloria de la resurrección de Jesús y su misión definitiva. Nos recuerda apreciar los encuentros divinos sin intentar confinarlos a nuestra comprensión limitada. En cambio, se nos anima a confiar en el plan en desarrollo de Dios, reconociendo que tales momentos están destinados a inspirar fe y transformación en nuestras vidas.