En este momento crucial, Jesús comienza a revelar el camino que debe recorrer, enfatizando la necesidad de su sufrimiento y el rechazo por parte de las autoridades religiosas de su tiempo. Esta enseñanza es fundamental, ya que marca un punto de inflexión en su ministerio, donde empieza a preparar a sus discípulos para la realidad de su misión. La mención del 'Hijo del Hombre' es significativa, ya que conecta a Jesús con las visiones proféticas del Antiguo Testamento, particularmente en el libro de Daniel, donde el Hijo del Hombre es una figura de autoridad divina y sufrimiento.
La predicción de Jesús sobre su muerte y resurrección es central en la fe cristiana, destacando los temas de sacrificio, redención y esperanza. Su disposición a soportar el sufrimiento es una expresión de su amor y compromiso con la salvación de la humanidad. La promesa de resucitar al tercer día ofrece un poderoso mensaje de esperanza y victoria sobre la muerte, reforzando la creencia en la resurrección y la vida eterna. Esta enseñanza anima a los creyentes a perseverar en medio de las pruebas, confiando en el triunfo final del plan de Dios.