El versículo habla de las señales milagrosas que seguirán a quienes creen en Jesús. Estas señales no son solo eventos extraordinarios, sino manifestaciones del poder divino al que los creyentes tienen acceso a través de la fe. La expulsión de demonios significa la autoridad sobre el mal que poseen los creyentes, reflejando la victoria de Jesús sobre la oscuridad. Hablar en nuevas lenguas representa la naturaleza diversa e inclusiva de la fe cristiana, así como la capacidad de comunicar el evangelio a través de diferentes culturas y lenguas.
Esta promesa de señales no se limita a la iglesia primitiva, sino que se extiende a todos los creyentes, sugiriendo que la fe en Jesús trae consigo una vida espiritual dinámica y activa. Estas señales sirven como un testimonio de la presencia viva de Dios en el mundo, trabajando a través de quienes creen. El pasaje anima a los creyentes a abrazar sus dones espirituales y actuar con valentía y fe, sabiendo que están empoderados por el Espíritu Santo para hacer una diferencia en el mundo.