Jesús habla de un evento futuro caracterizado por la 'abominación desoladora', un término que resuena con los escritos proféticos de Daniel. Este evento significa un período de severa prueba y profanación, posiblemente involucrando la contaminación de espacios sagrados. Jesús instruye a quienes están en Judea a huir a los montes, subrayando la inmediatez y seriedad de la situación.
La frase 'el que lee, entienda' sugiere que esta advertencia no es solo para los presentes, sino también para las generaciones futuras. Llama a la discernimiento y a la conciencia de los signos que preceden tales eventos. Este pasaje sirve como un recordatorio de la importancia de la vigilancia espiritual y la preparación. Se anima a los creyentes a confiar en la protección de Dios y a actuar con sabiduría en tiempos de crisis. El mensaje es uno de esperanza y aseguramiento, enfatizando que incluso frente a la tribulación, la guía y el cuidado de Dios están siempre presentes. Invita a los cristianos a reflexionar sobre su fe y disposición para responder al llamado de Dios en tiempos desafiantes.