Levi, conocido también como Mateo, era un recaudador de impuestos, una profesión a menudo menospreciada en la sociedad judía debido a su asociación con la opresión romana y la corrupción. Cuando Jesús llama a Levi a seguirlo, su respuesta es inmediata y decisiva. Deja su lucrativo trabajo y su vida anterior, demostrando un compromiso radical con Jesús. Esta acción significa una transformación profunda y una disposición a adoptar una nueva identidad como discípulo.
La decisión de Levi de seguir a Jesús sin dudar es un poderoso ejemplo de fe y confianza. Muestra que seguir a Jesús a menudo requiere dejar atrás viejas costumbres y comodidades para perseguir una vida de plenitud espiritual y propósito. Esta narrativa anima a los creyentes a estar abiertos al llamado de Dios, incluso cuando exige cambios o sacrificios significativos. La historia de Levi es un recordatorio de que el verdadero discipulado implica priorizar la relación con Dios por encima de todo y estar listos para embarcarse en un viaje de fe, sin importar el costo.