Herodes, curioso por conocer a Jesús, finalmente tuvo la oportunidad de verlo. Sin embargo, en lugar de buscar la verdad, él y sus soldados decidieron burlarse de Jesús. Le vistieron con una túnica elegante, un gesto sarcástico para ridiculizar su afirmación como Rey de los Judíos. Este acto de humillación fue parte del sufrimiento que Jesús soportó antes de su crucifixión. A pesar de las burlas, Jesús no se defendió ni retalió, mostrando así su profunda fortaleza y compostura.
Este incidente refleja la superficialidad del poder terrenal, representado por Herodes, quien no logró reconocer la verdadera realeza de Jesús. También enfatiza el tema del sufrimiento y la dignidad con la que Jesús enfrentó sus pruebas. Su respuesta sirve como una lección de humildad y paciencia, animando a los creyentes a mantenerse firmes y serenos ante la adversidad. La reflexión sobre esta escena invita a considerar la naturaleza de la verdadera autoridad y el poder del aguante silencioso.