En este pasaje, el enfoque está en el principio de la restitución, que es un aspecto clave para mantener la justicia y la integridad dentro de una comunidad. Cuando alguien ha perjudicado a otro, especialmente a través de engaños o juramentos falsos, se le exige hacer una restitución completa. Esto implica devolver la cantidad exacta o el objeto que fue tomado o reclamado de manera incorrecta, junto con un veinte por ciento adicional de su valor. Este monto adicional sirve como una forma de compensación por los problemas y pérdidas causadas por el agravio.
La exigencia de hacer la restitución el mismo día que se presenta una ofrenda de culpa subraya la importancia de la sinceridad y la inmediatez al buscar el perdón y corregir las cosas. Refleja la creencia de que el verdadero arrepentimiento implica tanto un cambio de corazón como acciones tangibles para corregir los errores. Al abordar el agravio y compensarlo, las personas pueden restaurar la confianza y la armonía dentro de sus relaciones y la comunidad. Este principio de restitución es un recordatorio atemporal de la importancia de la honestidad, la responsabilidad y la búsqueda de la justicia en nuestras interacciones con los demás.