Débora, una profetisa y jueza, desempeñó un papel significativo en la historia de Israel. Su liderazgo se caracteriza por su sabiduría y equidad, ya que impartía justicia bajo la palmera de Débora, un lugar entre Ramá y Betel en la región montañosa de Efraín. Este sitio se convirtió en un símbolo de justicia y guía para los israelitas, quienes acudían a ella para resolver sus disputas. La posición de Débora como jueza es notable, especialmente en una época en la que los roles de liderazgo eran predominantemente masculinos. Su historia ilustra que Dios puede elegir a cualquiera, sin importar su género, para guiar a Su pueblo.
La presencia de Débora bajo la palmera significa un lugar de paz y sabiduría, donde las personas podían buscar un juicio justo. Su liderazgo no solo era judicial, sino también espiritual, ya que era una profetisa que comunicaba la voluntad de Dios al pueblo. Esto resalta la importancia de tener líderes que sean no solo sabios, sino también espiritualmente sintonizados. El ejemplo de Débora nos anima a reconocer y respetar las diversas formas en que Dios equipa a los individuos para el liderazgo y el servicio en Su reino.