Durante el proceso de distribución de la Tierra Prometida entre las tribus de Israel, la tribu de Neftalí recibió su porción mediante el lanzamiento de suertes. Este método se consideraba una forma de determinar la voluntad de Dios, asegurando que cada tribu recibiera la tierra que le correspondía. La división se realizó de acuerdo con los clanes, lo que resalta la importancia de la familia y la comunidad en la cultura israelita. Esta asignación fue más que una simple distribución física de tierras; fue el cumplimiento de la promesa de Dios a Abraham y sus descendientes, proporcionándoles una patria donde pudieran prosperar y mantener su pacto con Dios.
El lanzamiento de suertes era una práctica común en el antiguo Israel, utilizada para tomar decisiones y buscar la guía divina. Reforzaba la creencia de que Dios estaba activamente involucrado en la vida de su pueblo, guiándolos en su camino. Para la tribu de Neftalí, recibir su herencia marcó un nuevo capítulo en su historia, permitiéndoles establecerse en la tierra y contribuir a la comunidad más amplia de Israel. Este momento fue un testimonio de la fidelidad de Dios y el desarrollo de su plan para su pueblo elegido.