Jesús se refiere a la autoridad divina que le ha sido concedida por Dios Padre. El título 'Hijo del Hombre' es significativo, ya que conecta a Jesús con la humanidad y destaca su papel como el Mesías profetizado. Este título está profundamente arraigado en la tradición judía y enfatiza tanto su humanidad como su misión divina. Al recibir la autoridad para juzgar, Jesús se posiciona como el árbitro supremo de la justicia, capaz de entender la fragilidad humana y ofrecer misericordia. Esta autoridad no es arbitraria, sino que se basa en su identidad y misión únicas. Para los creyentes, esta certeza significa que el juicio no está en manos de una fuerza impersonal, sino en las de un Salvador compasivo que conoce nuestras luchas y triunfos. Esto anima a los cristianos a confiar en el juicio justo y amoroso de Jesús y a vivir de una manera que refleje sus enseñanzas y amor.
La comprensión de que el juicio está en manos de alguien que ha experimentado la vida humana y que se preocupa por cada uno de nosotros, nos motiva a actuar con integridad y amor hacia los demás, siguiendo el ejemplo que Jesús nos dejó.