En medio de la crucifixión de Jesús, se desarrolla una escena conmovedora cuando un grupo de mujeres, incluida su madre María, se encuentra cerca de la cruz. Este momento es significativo por varias razones. En primer lugar, subraya el profundo amor y devoción que estas mujeres sentían por Jesús, dispuestas a estar presentes incluso ante el peligro y la tristeza. Su valentía y lealtad son un testimonio de la fuerza que la fe puede proporcionar en tiempos de prueba.
La presencia de estas mujeres también destaca el papel importante que jugaron en la vida y ministerio de Jesús. A pesar de las normas culturales de la época, fueron parte integral de su camino y misión. Esta escena invita a reflexionar sobre el poder del amor constante y la importancia del apoyo comunitario. Anima a los creyentes a estar presentes para los demás, ofreciendo consuelo y solidaridad en momentos de sufrimiento. La inquebrantable presencia de estas mujeres sirve como un poderoso recordatorio de los lazos duraderos de amor y fe que trascienden incluso las circunstancias más desafiantes.