En este pasaje, Jesús habla a sus discípulos, ofreciéndoles una promesa profunda. Enfatiza que la fe en Él no se trata solo de la salvación personal, sino también de continuar su misión. Jesús realizó muchos milagros y actos de compasión durante su ministerio terrenal, y asegura a sus seguidores que ellos también pueden realizar tales obras. Además, promete que harán cosas aún mayores. Esto no sugiere que superarán a Jesús en poder o importancia, sino que a través del Espíritu Santo, que vendrá después de que Jesús ascienda al Padre, alcanzarán a más personas y difundirán su mensaje más lejos de lo que Él lo hizo durante su tiempo en la tierra.
La promesa de hacer cosas mayores es un aliento para que los creyentes tengan fe en su potencial para impactar positivamente el mundo. Habla del poder colectivo de la comunidad cristiana, empoderada por el Espíritu Santo, para traer cambio, sanación y esperanza. Esta seguridad está destinada a inspirar confianza y acción, recordando a los creyentes que su fe los equipa para ser instrumentos del amor y la gracia de Dios en el mundo.