El inicio del Evangelio de Juan presenta una declaración poderosa sobre la naturaleza de Jesucristo, conocido como el 'Verbo' o 'Logos'. Este término tiene un significado profundo en el pensamiento judío y griego, simbolizando la razón divina o el orden creativo. Al afirmar que el Verbo estaba 'en el principio', se coloca a Jesús en el comienzo de todas las cosas, subrayando su existencia eterna. Además, el hecho de que el Verbo estuviera 'con Dios' sugiere una relación íntima y distintiva dentro de la Trinidad, resaltando la unidad y comunión entre Jesús y Dios Padre.
La afirmación de que 'el Verbo era Dios' es una declaración fundamental sobre la naturaleza divina de Jesús, confirmando su identidad como plenamente Dios. Esta verdad es crucial para entender la doctrina cristiana de la Trinidad, donde Dios es uno en esencia pero existe en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Este versículo establece el contexto para todo el Evangelio, invitando a los creyentes a reconocer a Jesús no solo como una figura histórica, sino como el Creador y Sustentador de toda vida. Nos anima a profundizar en nuestra comprensión de la identidad de Jesús y su papel en el plan divino de salvación.