En este versículo, el hablante enfatiza la bondad y justicia inherentes de Dios. Es un recordatorio profundo de que Dios, en Su naturaleza divina, es incapaz de hacer el mal o actuar injustamente. Esta verdad es crucial para los creyentes, ya que forma la base de la confianza en el carácter de Dios. A pesar de las complejidades y dificultades de la vida, los creyentes pueden encontrar consuelo al saber que Dios siempre es justo y recto. Esta comprensión nos anima a mantener la fe y la confianza en el plan supremo de Dios, incluso cuando no podemos ver el panorama completo. El versículo nos invita a escuchar y reflexionar sobre la naturaleza de Dios, instándonos a profundizar nuestra comprensión y aprecio por Su justicia perfecta. Al reconocer que Dios está lejos de la maldad, se nos asegura Su fiabilidad y el orden moral que Él sostiene en el universo. Esta perspectiva puede brindar consuelo y esperanza, especialmente en tiempos de prueba e incertidumbre, reforzando la creencia de que Dios siempre está trabajando para el bien de aquellos que lo aman.
Por tanto, oídme, hombres de entendimiento: lejos esté de Dios la impiedad, y de el Todopoderoso la iniquidad.
Job 34:10
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