A través del profeta Jeremías, Dios promete traer justicia sobre el rey de Babilonia y su tierra. Esta promesa se basa en las acciones históricas de Dios, quien ya había tratado con el rey de Asiria. La referencia a Asiria nos recuerda la intervención constante de Dios en la historia humana para mantener la justicia. Al dirigirse a Babilonia, un imperio poderoso conocido por su opresión, Dios asegura a su pueblo que ningún poder terrenal está fuera de su alcance. Este mensaje es atemporal, recordándonos que Dios observa las acciones de las naciones y sus líderes, y actuará para corregir los errores. Anima a los creyentes a confiar en el tiempo y la justicia de Dios, sabiendo que Él es soberano sobre todo. El versículo ofrece esperanza y seguridad de que Dios está activamente involucrado en el mundo, trabajando para cumplir sus propósitos justos.
Por tanto, así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí, yo castigaré al rey de Babilonia y a su tierra, como castigué al rey de Asiria.
Jeremías 50:18
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