En este mensaje a los exiliados en Babilonia, Dios les advierte sobre Semaías, un falso profeta que afirmaba hablar en nombre de Dios sin haber sido enviado por Él. Las falsas profecías de Semaías llevaron a las personas a confiar en mentiras, lo que podría tener graves consecuencias para su fe y futuro. Esto resalta la necesidad crítica de discernimiento en asuntos espirituales. Se anima a los creyentes a buscar la verdadera palabra y sabiduría de Dios, asegurándose de que su fe esté arraigada en la verdad y no en el engaño.
El contexto de esta advertencia es significativo. Los israelitas estaban en el exilio, un tiempo de incertidumbre y vulnerabilidad, lo que los hacía más susceptibles a enseñanzas falsas. Dios, a través de Jeremías, enfatiza la importancia de mantenerse fiel a sus mensajes genuinos y de ser cautelosos con aquellos que podrían aprovecharse de su situación para obtener beneficios personales o por intenciones erróneas. Este pasaje sirve como un recordatorio atemporal para todos los creyentes de ser vigilantes y discernir, asegurándose de que su guía espiritual esté alineada con las verdaderas intenciones y promesas de Dios.