Jeremías rememora la profecía de Miqueas, quien habló durante el reinado del rey Ezequías. La advertencia de Miqueas sobre la destrucción de Sión y Jerusalén debido a la desobediencia del pueblo es un recordatorio serio para los judíos. Al resaltar esta profecía, Jeremías enfatiza la importancia de escuchar a los mensajeros de Dios y tomar en serio sus advertencias. No se trata solo de un pronóstico de calamidad, sino de una oportunidad para que el pueblo se arrepienta y regrese a Dios. En el contexto del tiempo de Jeremías, este recordatorio era crucial, ya que refuerza la consistencia del mensaje divino a lo largo de la historia. El versículo invita a reflexionar sobre el pasado para inspirar un cambio en el presente, subrayando que aunque el juicio de Dios es real, Su misericordia y disposición para perdonar están igualmente disponibles para quienes lo buscan. Este mensaje de responsabilidad y esperanza es atemporal, instando a los creyentes a permanecer fieles y receptivos al llamado de Dios.
18 Miqueas de Moreset profetizó en días de Ezequías rey de Judá, y dijo a todo el pueblo de Judá: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Sión será arada como un campo, y Jerusalén será montones de ruinas, y el monte de la casa como un alto de bosques.
Jeremías 26:18
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