Jeremías recibe una visión de Dios después de un evento significativo en la historia de Judá: el exilio del rey Jeconías y muchos líderes y trabajadores calificados a Babilonia. Este evento representa un punto de inflexión, reflejando tanto el juicio de Dios sobre el pueblo por su desobediencia como el inicio de un nuevo capítulo en su relación con Él. La visión incluye dos canastas de higos colocadas ante el templo, simbolizando dos grupos distintos entre los exiliados. Esta imagen es crucial, ya que anticipa el mensaje de Dios sobre el futuro de estos grupos. Los higos buenos representan a aquellos que serán restaurados y bendecidos, mientras que los higos malos simbolizan a quienes enfrentarán más dificultades. A través de esta visión, Dios comunica su continua participación y cuidado por su pueblo, incluso en el exilio, y sus planes para finalmente traer restauración y esperanza. Este pasaje anima a los creyentes a confiar en la soberanía de Dios y su capacidad para generar lo bueno a partir de circunstancias desafiantes.
Jehová me mostró, y he aquí dos canastas de higos puestas delante del templo de Jehová, después que Nabucodonosor rey de Babilonia había llevado cautivos de Jerusalén a Jeconías hijo de Joacim rey de Judá, y a los príncipes de Judá, con los carpinteros y herreros.
Jeremías 24:1
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