En este momento, Dios se acerca a Jeremías, ilustrando una conexión profunda entre el Creador y Su profeta. Esta comunicación significa que Dios no es mudo ni distante, sino que está activamente involucrado en la vida de Su pueblo. Nos recuerda que Dios desea hablarnos, ofreciendo guía, sabiduría y, a veces, corrección. Al estar abiertos a la palabra de Dios, los creyentes pueden encontrar dirección y propósito en sus vidas. Este versículo también destaca el papel de los profetas como intermediarios que reciben y transmiten los mensajes de Dios a Su pueblo. El contexto de este versículo forma parte de una narrativa más amplia donde Dios utiliza la imagen de un alfarero y la arcilla para demostrar Su capacidad soberana de moldear naciones e individuos de acuerdo con Su propósito. Esto subraya el tema de la soberanía divina y la importancia de ser moldeables en las manos de Dios. Se anima a los creyentes a escuchar la voz de Dios en sus propias vidas, confiando en que Él tiene un plan y propósito para cada uno de nosotros, tal como lo tuvo para Jeremías.
Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
Jeremías 18:5
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