A lo largo de la Biblia, Dios habla a sus profetas para transmitir sus mensajes al pueblo de Israel y más allá. Jeremías, uno de los profetas mayores, a menudo recibía comunicaciones directas de Dios. Este versículo marca el inicio de un nuevo mensaje que Dios está a punto de revelar a través de Jeremías. La frase "vino a mí palabra de Jehová" es significativa porque subraya la autoridad divina y el origen del mensaje que sigue. Los profetas como Jeremías fueron elegidos por Dios para ser sus portavoces, encargados de entregar mensajes que podían incluir advertencias, instrucciones o promesas.
En el contexto del ministerio de Jeremías, estas comunicaciones eran cruciales ya que a menudo abordaban el estado espiritual y moral de la nación, llamando al pueblo a la fidelidad y obediencia. Este versículo establece el escenario para lo que Dios pretende revelar, recordándonos la importancia de escuchar la voz de Dios y el papel de los profetas en guiar y corregir a su pueblo. También refleja la profunda conexión y confianza entre Dios y sus profetas, quienes fueron encargados de comunicar fielmente Su voluntad.