La longevidad de Noé, que alcanzó los 950 años, es parte de una tradición bíblica donde las figuras tempranas son descritas con vidas notablemente largas. Esta tradición puede interpretarse como una forma de enfatizar la cercanía de la humanidad primitiva a Dios y la pureza del mundo antes de que se corrompiera más. Noé es una figura clave en la Biblia, conocido por su rectitud y obediencia a Dios. Es famoso por construir el arca, que salvó a su familia y a las especies animales del gran diluvio, simbolizando el juicio y la misericordia de Dios.
La mención de la muerte de Noé a una edad tan avanzada marca el final de una era en la historia bíblica. Significa la transición del mundo antediluviano a un nuevo comienzo para la humanidad, bajo el pacto de Dios simbolizado por el arcoíris. La historia de la vida de Noé es un testimonio de fidelidad y promesa divina, recordando a los creyentes la importancia de vivir en armonía con la voluntad de Dios. Su legado es uno de esperanza y renovación, animando a los cristianos a confiar en el plan de Dios y a esforzarse por la rectitud en sus propias vidas.