Sem, un descendiente de Noé, es mencionado por su notable longevidad, viviendo cien años antes de engendrar a Arfaxad. Esta larga vida es característica de los patriarcas en la Biblia, simbolizando una época en la que la humanidad estaba más cerca de sus orígenes y de Dios. La referencia a otros hijos y hijas sugiere una vida familiar próspera y la expansión de la raza humana, lo cual era crucial para cumplir el mandato de Dios de "multiplicarse y llenar la tierra".
Las genealogías en Génesis no solo sirven como registros históricos, sino también como una declaración teológica sobre la continuidad de la creación y la promesa de Dios. Cada generación se construye sobre la anterior, contribuyendo a la historia en desarrollo de la relación de Dios con la humanidad. Este pasaje invita a reflexionar sobre la importancia de la familia, la herencia y el papel que cada persona desempeña en el amplio tapiz de la vida. Recuerda a los creyentes la naturaleza perdurable del plan de Dios, que abarca generaciones, y les anima a considerar su propio lugar dentro de esta narrativa divina.