Este versículo detalla una transición de poder entre los reyes edomitas, con Hadad sucediendo a Baal-Hanán como rey. La ciudad de Pau, donde Hadad gobernó, junto con la mención de su esposa, Mehetabel, hija de Matred y nieta de Me-Zahab, resaltan la importancia de las conexiones familiares y la herencia en las estructuras de liderazgo antiguas. Estos registros genealógicos eran vitales para establecer legitimidad y autoridad en el mundo antiguo. La inclusión de la ascendencia de Mehetabel sugiere que su familia era notable, lo que podría indicar alianzas o conexiones significativas para el reinado de Hadad.
En el contexto más amplio de Génesis, estas genealogías sirven para documentar la historia y las relaciones de varios pueblos, ofreciendo perspectivas sobre los paisajes culturales y políticos de la época. Nos recuerdan la interconexión de familias y tribus, y cómo estas relaciones influenciaban el liderazgo y la gobernanza. Este pasaje, aunque aparentemente un simple registro, refleja las complejas dinámicas sociales y políticas del antiguo Cercano Oriente, donde la línea familiar y el matrimonio podían impactar significativamente el estatus y el poder de una persona.