En el Jardín del Edén, después de que Adán y Eva comieron del fruto prohibido, se dieron cuenta de su desnudez y se escondieron de Dios. Cuando Dios pregunta, "¿Dónde estás tú?", no es porque no sepa dónde está Adán. Más bien, es una pregunta profunda destinada a hacer que Adán reflexione sobre sus acciones y la separación resultante de Dios. Esta indagación subraya el deseo de Dios de honestidad y apertura en nuestra relación con Él. Es una invitación para que Adán se acerque, reconozca su situación y comience el proceso de reconciliación. Este momento ilustra la naturaleza inmutable de Dios al buscar a Su creación, incluso cuando se desvían. Nos recuerda que el amor y la gracia de Dios están siempre disponibles, animándonos a regresar a Él y restaurar nuestra relación. La pregunta también nos invita a considerar nuestro propio estado espiritual y nuestra apertura a la presencia de Dios en nuestras vidas.
Y llamó Dios al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?
Génesis 3:9
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