La visión de Ezequiel sobre la ciudad futura presenta puertas nombradas según las tribus de Israel, simbolizando la relación perdurable entre Dios y Su pueblo. Las puertas al norte, que llevan los nombres de Rubén, Judá y Leví, reflejan la importancia histórica y espiritual de estas tribus. Rubén, como primogénito, representa el inicio del pacto de Dios con Israel. Judá, de donde desciende la línea de reyes, incluyendo a David y, en última instancia, a Jesús, simboliza el liderazgo y la esperanza mesiánica. Leví, la tribu sacerdotal, representa el servicio espiritual y la adoración, elementos centrales en la identidad de Israel.
Estas puertas son un recordatorio de la unidad y diversidad dentro del pueblo de Dios, donde cada tribu tiene un papel y contribución únicos. Esta visión asegura a los creyentes su lugar en el plan eterno de Dios, enfatizando que todos son bienvenidos a entrar en Su presencia. Resalta la continuidad de las promesas de Dios y la inclusividad de Su reino, animando a los creyentes a reflexionar sobre su herencia espiritual y el camino compartido de fe. Esta imagen invita a considerar cómo cada persona puede contribuir a la comunidad de fe y participar en las bendiciones del pacto de Dios.