En este versículo, Dios habla a través del profeta Ezequiel, prometiendo un futuro de restauración y abundancia para su pueblo. La imagen de un aumento en el número de hombres y bestias simboliza crecimiento y vitalidad, un contraste marcado con la desolación que habían experimentado. Esta promesa no solo se refiere a la prosperidad física, sino también a un retorno a la plenitud espiritual. Al establecer a su pueblo en la tierra como en el pasado, Dios les asegura su compromiso con su bienestar y su capacidad para restaurar lo que se había perdido.
La frase "más que antes" destaca la naturaleza generosa de Dios, indicando que las bendiciones futuras superarán a las del pasado. Esta garantía está destinada a infundir esperanza y confianza en el pueblo de Dios, alentándolos a confiar en sus planes. El propósito último de estas bendiciones es llevar a la gente a reconocer y conocer a Dios como su Señor, profundizando su relación con Él. Este versículo sirve como un recordatorio de la fidelidad de Dios y su deseo de que su pueblo experimente tanto prosperidad física como espiritual.