En este pasaje, el profeta Ezequiel se dirige a los líderes de Israel, criticándolos por su negligencia y el trato severo hacia el pueblo. La imagen de los pastores y las ovejas se utiliza para transmitir la idea de que los líderes deben cuidar de su gente como los pastores cuidan de su rebaño. En lugar de fortalecer a los débiles, sanar a los enfermos o vendar a los heridos, estos líderes han fallado en sus deberes. No han buscado a aquellos que se han desviado o perdido, y en cambio han gobernado con severidad y crueldad.
Este mensaje es un poderoso recordatorio de las responsabilidades que conlleva el liderazgo. Llama a un enfoque compasivo y nutritivo, donde se priorizan las necesidades de los vulnerables. Se anima a los líderes a buscar activamente y apoyar a quienes están luchando, creando un ambiente donde todos puedan sentirse seguros y valorados. Este pasaje nos desafía a reflexionar sobre cómo podemos ser más atentos y solidarios en nuestros propios roles, ya sea en el liderazgo o en las interacciones cotidianas con los demás.