En la Biblia, Dios a menudo habla directamente a sus profetas, y este versículo marca el comienzo de tal comunicación con Ezequiel. Subraya el papel de los profetas como mensajeros que transmiten las palabras de Dios al pueblo. Esta introducción es significativa porque establece el escenario para los mensajes que siguen, que a menudo incluyen orientación, advertencias o revelaciones sobre los planes de Dios. La frase "Vino a mí palabra de Jehová" es un poderoso recordatorio del deseo de Dios de relacionarse con la humanidad y guiarlos a través de sus siervos elegidos. Resalta la importancia de estar atentos a la voz de Dios, que puede manifestarse a través de diversos medios como las Escrituras, la oración y la inspiración del Espíritu Santo. Este versículo anima a los creyentes a permanecer abiertos a la guía divina y a confiar en la sabiduría y el tiempo de Dios. También sirve como un recordatorio del contexto histórico en el que Dios comunicó su voluntad, mostrando que su presencia y guía son atemporales y relevantes para todas las generaciones.
Reflexionar sobre este versículo nos invita a considerar cómo Dios podría estar hablándonos hoy y nos desafía a ser receptivos a sus mensajes, ya sea a través de la reflexión personal, la adoración comunitaria o el estudio de su Palabra.