En este pasaje, Ezequiel transmite un mensaje de esperanza y restauración. Jerusalén, junto con las ciudades de Sodoma y Samaria, recibe la promesa de regresar a un estado anterior. Históricamente, estas ciudades eran conocidas por sus comportamientos pecaminosos y fueron juzgadas en consecuencia. Sin embargo, la promesa de restauración simboliza la misericordia perdurable de Dios y su disposición a perdonar. Resalta que, a pesar de las transgresiones pasadas, siempre hay una oportunidad para la renovación y un nuevo comienzo a través de la gracia divina. Esto sirve como un poderoso recordatorio de que el amor y el perdón de Dios están disponibles para todos los que los buscan, sin importar su pasado. El pasaje anima a los creyentes a abrazar la posibilidad de transformación y a aferrarse a la esperanza, sabiendo que Dios es capaz de restaurar lo que una vez se perdió. Habla de la creencia cristiana universal en la redención y el poder de la gracia de Dios para provocar cambios y sanación en la vida de las personas y las comunidades.
Y tus hermanas, Sodomitas y sus hijas, volverán a su estado primero; y tus hermanas, Samarias y sus hijas, volverán a su estado primero; y tú y tus hijas volveréis a vuestro estado primero.
Ezequiel 16:55
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