La visión de Ezequiel sobre los querubines es una poderosa representación de la majestad y la presencia de Dios. El sonido de las alas de los querubines se describe como tan fuerte y lejano como la voz del Dios Todopoderoso. Esta comparación enfatiza la autoridad divina y el poder asociados con la presencia de Dios. Los querubines, a menudo representados como seres celestiales que sirven a Dios, se muestran aquí como instrumentos a través de los cuales se manifiestan la voluntad y la presencia de Dios. Sus alas, creando un sonido que llega hasta el atrio exterior, simbolizan el alcance expansivo de la influencia de Dios y la naturaleza asombrosa de Su presencia. Esta imagen sirve para recordar a los creyentes la omnipotencia y la omnipresencia de Dios, quien no está confinado a un solo espacio, sino cuya voz y poder pueden sentirse en todas partes. El pasaje invita a reflexionar sobre las maneras en que se puede percibir la presencia de Dios en el mundo, animando a los creyentes a escuchar Su voz en sus propias vidas.
Y el sonido de las alas de los querubines se oía hasta el atrio exterior, como la voz del Dios Todopoderoso cuando habla.
Ezequiel 10:5
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