Durante el viaje por el desierto de los israelitas, Moisés levantó una tienda conocida como "tienda del encuentro" fuera del campamento. Este no era el Tabernáculo, que se establecería más tarde, sino un lugar temporal donde Moisés y otros podían buscar la presencia de Dios. Al colocarla fuera del campamento, se significaba una separación de la vida cotidiana, subrayando la necesidad de alejarse de las distracciones para centrarse en lo espiritual. Este acto de levantar la tienda mostró a los israelitas que acercarse a Dios requería intencionalidad y reverencia.
La tienda del encuentro se convirtió en un lugar donde las personas podían ir a consultar al Señor, reflejando la accesibilidad de Dios para aquellos que lo buscan sinceramente. También simboliza la idea de que, aunque Dios está siempre presente, hay momentos y lugares donde podemos sentir Su presencia de manera más profunda. Esto anima a los creyentes a crear sus propios espacios sagrados, ya sean físicos o metafóricos, donde puedan conectarse con Dios y buscar Su guía en sus vidas.